Este queso se produce en Alles, municipio de Peñamellera Alta, en el Oriente de Asturias. No tiene nada que ver con el queso conocido como Peñamellera y se ha convertido en uno de mis favoritos. A primera vista ya se observa que es de los de corteza comestible. Lo que nos encontramos al degustarlo es un sabor a Camembert cuando está muy maduro y a Brie en su fase más fresca.
Obviamente no se trata de un queso típicamente asturiano sino de una innovación más bien reciente pero que puede consolidarse como tradición con el paso de los años.
Resido en Cangas de Onís, localidad donde proliferan las tiendas especializadas en quesos, así que de vez en cuando voy probando novedades que las más de las veces me decepcionan, lo que no ha ocurrido en este caso. Para maridarlo decentemente y disfrutarlo casi prefiero beber agua de manera que no choque con el vino. Debe cortarse en lonchas muy finas y hay quien le quita la corteza.
En una cata a ciegas sería casi inmediatamente reconocido como queso de pasta blanda francés y sin embargo está hecho en el norte de España. La pieza de cuarto de quilo sale por unos cinco euros, lo que no es precisamente un regalo, pero el queso lo vale. En mis tablas de quesos suele ser el último en degustarse, incluso después del Gamonéu o el Cabrales.
No debe ser fácil de encontrar en tiendas, incluso en las que mayor variedad ofrecen, pero siempre está internet para adquirirlo. Recomiendo probarlo porque es un producto radicalmente diferente a todo lo que se hace en Asturias.
Obviamente no se trata de un queso típicamente asturiano sino de una innovación más bien reciente pero que puede consolidarse como tradición con el paso de los años.
Resido en Cangas de Onís, localidad donde proliferan las tiendas especializadas en quesos, así que de vez en cuando voy probando novedades que las más de las veces me decepcionan, lo que no ha ocurrido en este caso. Para maridarlo decentemente y disfrutarlo casi prefiero beber agua de manera que no choque con el vino. Debe cortarse en lonchas muy finas y hay quien le quita la corteza.
En una cata a ciegas sería casi inmediatamente reconocido como queso de pasta blanda francés y sin embargo está hecho en el norte de España. La pieza de cuarto de quilo sale por unos cinco euros, lo que no es precisamente un regalo, pero el queso lo vale. En mis tablas de quesos suele ser el último en degustarse, incluso después del Gamonéu o el Cabrales.
No debe ser fácil de encontrar en tiendas, incluso en las que mayor variedad ofrecen, pero siempre está internet para adquirirlo. Recomiendo probarlo porque es un producto radicalmente diferente a todo lo que se hace en Asturias.